Un niño que no quiere comer no es un problema grave siempre y cuando mantengamos una postura madura y sepamos actuar.
Cuando nuestro hijo no quiere comer, a veces pensamos que está enfermo, que tiene algún tipo de problema o que, realmente, no estamos haciendo bien nuestro trabajo como padres. Es cierto que cuando un niño no se alimenta bien puede ser vulnerable a ciertos problemas de su bienestar.
El organismo humano, para realizar todas sus funciones necesita de la energía que le aportan los alimentos. Hay muchos niños y niñas que no tienen interés por comer. Todos lo necesitan, pero no todos comen de la misma forma.
Por lo tanto, en primer lugar, si vemos que un niño o niña no quiere comer, debemos comprobar si sucede a menudo o si es algo pasajero. También podemos preguntarle directamente si es que le sucede algo.
Si hay un niño que no quiere comer, no es tan extraño, pues existen etapas en la vida de los menores que se caracterizan por una inapetencia hacia ciertos comestibles. Hay veces que simplemente rechazan unos alimentos concretos por cansancio, y es totalmente normal.
También existe la posibilidad de que durante un tiempo lleguen a odiar una comida y luego aprenda a comer, e incluso adaptarla a su menú. Hay niños que comen mucho desde siempre y no cambian ese aspecto de su vida nunca. Hay otros que por el contrario no prueban ni un bocado.
Debemos reconocer que, si un niño no quiere comer, a veces se puede deber a que trata de explicar algunas dificultades de adaptación. También puede ser síntoma de malestar con su entorno, compañeros y compañeras de clase, el colegio, vecinos, etc. En determinadas edades no saben o no pueden expresarse cuando quieren conseguir algo o cuando necesitan nuestra ayuda.
Es por ello que la comunicación es la base de todo, por lo que tenemos que tratar de abordar el problema de la forma más tranquila posible y siempre pensando en no preocupar a nuestros hijos. La mayoría de las veces, este problema se resuelve de forma espontánea pero en algunos casos hemos de buscar maneras de solucionar este problema.
También existe la posibilidad de que el niño no quiera comer porque quiere llamar la atención, por ello debemos observar bien y ver cómo actúa con la comida cuando está solo y cuando está con nosotros. Y darnos la oportunidad de consultar a profesionales (sin que el niño se entere) e informarnos de todo. Nuestra actitud aquí es muy importante
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