Conoce más acerca del trastorno fonológico y cómo identificarlo.
Es común que los niños, especialmente los menores de tres años, no puedan articular las palabras correctamente en sus primeras etapas de desarrollo. No obstante, si a medida que crecen enfrentan dificultades para producir ciertos sonidos, podría indicar la presencia de un trastorno fonológico en el niño.
¿Qué es el trastorno fonológico?
El trastorno fonológico se caracteriza principalmente por dos aspectos: la dificultad en la pronunciación de sonidos durante el habla y la dificultad en la elección y colocación de los sonidos que forman una palabra.
Los niños afectados por este trastorno tienden a modificar, cambiar u omitir ciertos sonidos en las palabras, lo que altera la estructura y, en algunos casos, resulta en un lenguaje incomprensible.
Es importante destacar que el trastorno fonológico no debe confundirse con el trastorno del lenguaje. Mientras que el trastorno fonológico se refiere a la dificultad en la emisión de fonemas, el trastorno del lenguaje aborda las dificultades que un niño enfrenta al entender, comprender y reproducir el lenguaje.
¿Cómo identificar un trastorno fonológico?
De acuerdo con La Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5, este trastorno se caracteriza por:
A. Dificultad persistente en la producción fonológica que interfiere con la inteligibilidad del habla o impide la comunicación verbal de los mensajes
B. La alteración causa limitaciones en la comunicación eficaz que interfiere con la participación social, los logros académicos o el desempeño laboral, de forma individual o en cualquier combinación
C. El inicio de los síntomas se produce en las primeras fases del periodo de desarrollo
D. Las dificultades no se pueden atribuir a afecciones congénitas o adquiridas, como parálisis cerebral, paladar hendido, hipoacusia, traumatismo cerebral u otras afecciones médicas o neurológicas.
Es decir, toma en cuenta si tu pequeño:
– No logra comprender ni asimilar el lenguaje después de tres años.
– Enfrenta desafíos al coordinar los movimientos de labios, lengua y mandíbula para lograr una pronunciación clara de los sonidos.
– Manifiesta tartamudeo o ceceo.
– Experimenta un retraso en el desarrollo del habla en comparación con niños de su edad.
– Tiene problemas para reproducir los sonidos específicos de las palabras que pronuncian.
Errores más comunes en el habla
- Deletreo fonológico:
Ejemplo: “Pelota” pronunciado como “petota”.
Explicación: El individuo tiene dificultades para pronunciar ciertos sonidos y tiende a omitir o cambiar algunos de ellos.
- Sustitución fonológica:
Ejemplo: “Casa” pronunciado como “tasa”.
Explicación: Se reemplazan ciertos sonidos por otros, lo que puede hacer que la palabra sea difícil de entender.
- Inversión de sonidos:
Ejemplo: “Sol” pronunciado como “los”.
Explicación: Los sonidos se invierten en posición, lo que afecta la claridad en la pronunciación.
- Asimilación fonológica:
Ejemplo: “Gato” pronunciado como “kato”.
Explicación: Los sonidos de una palabra se influyen mutuamente, y un sonido se parece o se asimila a otro.
- Omisión de sonidos:
Ejemplo: “Flor” pronunciado como “for”.
Explicación: Algunos sonidos son omitidos, lo que puede afectar la comprensión de la palabra.
Es importante tener en cuenta que el trastorno fonológico puede manifestarse de diversas maneras, y estos ejemplos son solo algunas de las posibles formas en que puede afectar el habla de una persona. Además, la gravedad del trastorno puede variar, y algunas personas pueden superar estas dificultades con el tiempo y la intervención adecuada.
Intervención
Es fundamental que los niños con trastorno fonológico reciban intervención temprana, que a menudo implica terapia del habla y del lenguaje. Los profesionales de la salud, como patólogos del habla y del lenguaje, trabajan con estos niños para mejorar sus habilidades fonológicas y facilitar su desarrollo del habla y el lenguaje.
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Aquí hay algunos pasos generales que se pueden seguir en la intervención de un trastorno fonológico:
- Evaluación del trastorno fonológico: Antes de iniciar cualquier intervención, es crucial realizar una evaluación, esto incluye identificar los sonidos específicos que presentan dificultades y los patrones de errores fonológicos.
- Establecimiento de objetivos específicos: Basándose en la evaluación, se deben establecer objetivos específicos y medibles para la intervención. Estos objetivos deben abordar los sonidos específicos que el individuo tiene dificultades para pronunciar.
- Ejercicios y actividades específicas: Se diseñan ejercicios y actividades personalizados para abordar los sonidos problemáticos. Estos pueden incluir prácticas de articulación, juegos interactivos y actividades que fomenten la conciencia fonológica.
- Modelado y retroalimentación: El terapeuta modela la pronunciación correcta de los sonidos, y el individuo recibe retroalimentación positiva y constructiva. Es importante que la retroalimentación sea específica y se centre en los aspectos que necesitan mejorarse.
- Apoyo en entornos naturales: Se busca la generalización de las habilidades adquiridas en entornos clínicos a situaciones cotidianas. Esto implica trabajar en la producción correcta de sonidos en contextos de la vida real. La participación de la familia es esencial en el proceso de intervención. Además, la colaboración con otros profesionales, como maestros, patólogos del habla y lenguaje, y psicólogos, puede ser beneficiosa.
- Evaluación continua y ajustes: La intervención debe ser evaluada de forma continua, y los objetivos y enfoques deben ajustarse según sea necesario para asegurar un progreso continuo.
Es fundamental destacar que la intervención en trastornos fonológicos debe ser individualizada, adaptándose a las necesidades específicas de cada persona. Con la intervención adecuada, muchos niños con trastorno fonológico pueden mejorar significativamente sus habilidades de comunicación.
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