Para nosotros el bienestar de tu hijo o hija es lo más importante, por lo que te explicamos todo respecto a la depresión infantil. Te decimos cómo detectarla.

Los trastornos depresivos pueden estar presentes incluso en la población infantil, aunque no se realiza suficiente divulgación, la depresión infantil es más frecuente de lo que se piensa. Por ello, es conveniente estar informados para poder brindarles la atención adecuada que les permita hacer frente a esta situación.

Generalmente los trastornos depresivos no se presentan de la misma forma en los adultos y en los niños, ya que los síntomas pueden variar dependiendo de la etapa de desarrollo en la que se encuentren, además de que es difícil que los niños o niñas identifiquen su estado de ánimo alterado. A continuación, te contamos algunas generalidades al respecto, no sin antes recordar que un diagnóstico sólo puede realizarlo un especialista, pero la información que los padres pueden aportar sobre su hijo o hija, es muy importante.

¿Qué es la depresión infantil?

Es verdad que cualquier persona puede tener altibajos emocionales, las emociones cumplen una función y es imprescindible mencionar que no existen emociones negativas ni positivas, simplemente pueden resultar agradables o desagradables. La tristeza es funcional en tanto sea proporcional a lo que la desencadenó, cuando no es así y existe un sufrimiento constante, además de una afectación en diferentes ámbitos de la vida del niño es cuando se puede sospechar de algo más grave.

La depresión infantil es un trastorno del estado de ánimo que afecta a los niños o niñas, lo cual puede resultar incapacitante, además se acompaña de un malestar acusado y constante. Debe atenderse, ya que puede incidir significativamente en el desarrollo de los niños y niñas.

¿Cuáles son los síntomas?

Como mencionamos antes, estos van a variar según la etapa evolutiva, aunque si hay algunos síntomas compartidos, existen unos característicos según la edad.

  • Primera infancia (antes de los seis años): Generalmente la ansiedad es la que destaca. Pueden estar irritables, hacer rabietas, llorar sin causa aparente, presentar dolencias físicas, perder el interés por actividades que antes disfrutaban, pueden estar muy cansados o por el contrario aumentar su actividad. Asimismo, puede incidir en su desarrollo psicomotor, retrasándolo.
  • Infancia (de los siete a los doce años): En lo referente a lo afectivo y conductual presentan también irritabilidad, agresividad, apatía, tristeza, aburrimiento, fatiga. En el área cognitiva pueden presentar baja autoestima, bajo rendimiento académico, dificultad para concentrarse. En cuanto al área física pueden tener dolor de cabeza, dificultades con el control de esfínteres, insomnio o hipersomnia y disminución o aumento del apetito.

El tiempo durante el cual se han presentado estos síntomas es de gran relevancia al momento del diagnóstico por un profesional.

Sobre las causas

La etiología de los diferentes trastornos depresivos abarca aspectos biológicos y ambientales.

  • Aspectos biológicos: heredabilidad genética, desregulación de algunos neurotransmisores.
  • Factores ambientales: familias monoparentales, vivir con personas que no son los padres del niño o niña, experiencias de pérdida o abuso, un entorno familiar disfuncional, un estilo educativo sumamente estricto, la pérdida de alguno de los progenitores, dificultades en la interacción con sus pares.

Si sospechas que tu hijo o hija puede presentar este trastorno, acude con un profesional.

Fuentes de información:

Reyes, C. (2019). Diagnóstico y manejo de la depresión en niños y adolescentes en atención primaria.

Martínez, M. (2014). Trastornos depresivos en niños y adolescentes. An Pediatr Contin, 12(6).

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