Las emociones de los padres muchas veces se ven reflejadas en los “berrinches” o acciones de los niños, por lo que te damos algunos consejos para evitar que tus emociones afecten las de tus hijos.
Cuando los niños se desregulan emocionalmente, es decir, cuando experimentan emociones intensas que desencadenan una serie de comportamientos que no pueden controlar, los adultos alrededor con facilidad pueden sentirse abrumados, sin embargo, pocas veces se consideran las emociones de los padres ante tales situaciones y en realidad son muy importantes porque van a influir en su actuar frente al comportamiento disruptivo del niño.
¿Te has detenido a identificar tus emociones ante los berrinches de tus hijos?
Probablemente la respuesta sea no, lo que más suele importarnos en ese momento es calmar al niño, ya sea porque estamos en un lugar público y nos preocupa lo que puedan pensar de nosotros, porque como figuras de autoridad no estamos teniendo el control, o simplemente no hemos aprendido a lidiar con lo que sentimos. Es inevitable sentir angustia, rabia y molestia, incluso culpa por experimentarlas, pero están ahí por algo, así que es importante también trabajar en nosotros mismos para posteriormente ayudar a nuestros hijos. Si nos entregamos a nuestras emociones como ellos lo hacen, probablemente empeoramos la situación en el intento de remediarla, actuando con violencia.
La regulación emocional se ve favorecida dependiendo de cómo los demás evaluemos las emociones de los niños, podemos hacerlos sentir mejor o peor. Podemos favorecer u obstaculizar su aprendizaje para manejar esas emociones. La calidez y el apoyo parental son factores positivos que disminuyen la presencia de conductas disruptivas.
¿Qué puedo hacer?
- Aprende a ver los obstáculos como oportunidades
Usualmente buscamos huir de situaciones que nos parecen desagradables, como los berrinches, sin embargo, cambiando un poco la perspectiva esos momentos de gran expresividad emocional pueden verse como una oportunidad para serles de apoyo. Podemos enseñarles cómo afrontar circunstancias complicadas, pueden aprender cómo gestionar sus emociones, cómo nombrar lo que sienten, le damos la confianza de que pueda acudir a nosotros en situaciones que le sean difíciles.
- Trabaja en ti
Al sentir emociones calificadas como negativas por la sociedad solemos calificarnos como impacientes, explosivos o intolerantes, sin embargo, nadie nos enseña a ser padres, somos seres humanos que sienten y a veces necesitamos apoyo. Estas son algunas de las razones por las cuales quizá te cuesta lidiar con las emociones de tus hijos y en las que puedes trabajar:
- Tienes heridas infantiles, tal vez estás reproduciendo la crianza de tus padres.
- Te falta apoyo, es común sentirse agotado, no temas pedir ayuda.
- Hay otras situaciones familiares que te preocupan.
- Te faltan herramientas para comunicarte respetuosamente con tus hijos.
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