Ejercicios de estimulación prenatal

La estimulación prenatal o intrauterina es una técnica física y de relajación aplicada por padres o cuidadores durante la gestación, con el objetivo de favorecer el desarrollo del sistema nervioso, la comunicación y los vínculos afectivos con la madre, el padre o ambos, en los mejores casos.

De este modo, se observa al bebé como un ser con características propias y únicas, capaz de actuar y reaccionar en el vientre de su madre. También se ofrecen espacios de relajación física y mental para la madre, y se brinda apoyo emocional y de pareja para el disfrute del embarazo.

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Ejercicio de relajación y comunicación

La actividad requiere de un tiempo estimado de 30 minutos. Deberá poner música clásica que sea de su agrado, acostarse sobre una colchoneta o sentarse cómodamente en una silla y luego pensar cómo es su bebé; debe concentrarse mientras escucha la música.

Se recomienda realizar dicha actividad durante todo el embarazo o mínimo una vez a la semana en los primeros meses del embarazo, mientras más constante sea habrá un mejor diálogo con su bebé a través de la música.

Ejercicio de comunicación

La actividad requiere de 30 minutos. Es recomendable que los padres de familia hablen a diario con su bebé mientras se encuentra en el vientre, aunque sea unos minutos, con un lenguaje tierno y afectuoso. Asimismo, no deben inquietarse si no saben qué decirle al bebé.

Pueden hablarle a su bebé sobre lo que hizo en el día, sus deseos, lo mucho que esperan su llegada y lo felices que se sienten por tenerlo con ustedes. Esta actividad se puede realizar hablando con su bebé en voz alta o la madre puede hablarle a través del pensamiento.

Ejercicio de estimulación afectiva

Este ejercicio se realiza en un aproximado de 40 minutos. Ambos padres deberán sentarse en una posición cómoda, observar el abdomen de la madre y visualizar al bebé dentro. Deberán imaginar su cabeza, sus ojos cerrados, su nariz y su delicada boca. Tendrán que recorrer mentalmente su pecho y su corazón que late con energía, sentir el calor y la ternura con que palpita.

La madre debe detener el aliento para escuchar cómo el corazón del bebé armoniza con el ritmo de sus propios latidos. Notará que al respirar con profundidad produce suaves movimientos en el vientre.

Ambos deben imaginar los brazos y dedos del bebé en movimiento, y sus delgadas piernas mecidas por el bamboleo del agua, y luego contar los deditos de sus pies.

Deberán contemplar a su bebé por un momento más. Luego mirar la habitación en donde se encuentran. Podrán seguir en esa posición por un tiempo más, mientras disfrutan la sensación que evocaron.