Si tu hijo prefiere estar con su papá a estar contigo, ¡NO TE ALARMES!, es parte del proceso que debe vivir. A continuación te explicamos las causas y qué debes hacer ante esta situación sin lastimar a tu hijo o a ti en el intento.

Te ha pasado que tú hijo no quiere absolutamente nada de ti y que cuando lo desapartas del padre es una  lucha interminable hasta que lo regresas con él.

A la mayoría de las mamás les ha sucedido en algún momento y sabes qué… es super normal, aunque es entendible que el sentirnos rechazadas por nuestros propios hijos a nadie le agrada.

Sin embargo, aquí te decimos algunas causas y cómo poder solucionarlo

Primero que nada, debemos tener en cuenta que…

Los bebés establecen relaciones de apego con el adulto de referencia, que ciertamente suele ser la madre. 

Te preguntarás…¿Pero por qué? 

Bueno, esto se debe al tiempo que pasan con el bebé,  además del vínculo que se genera de la lactancia en caso de que haya. Pero eso no quita que el padre esté ahí y el bebé no tenga lazos con él.

Poco a poco los peques se van desarrollando, y dentro de esta evolución está el forjar su identidad. Para que nos hagamos una idea, al principio no distinguen entre ellos y su cuidador y de ahí pasan a entender que son seres independientes. 

Un gran salto, ¿verdad?

Sin embargo, te preguntarás… 

¿El rechazo es igual en todos los niños?

 No, cada niño sigue su proceso: los hay que lo manifiestan de manera evidente, con lloros, evitación activa de la madre y otros que simplemente indican su preferencia por, por ejemplo, jugar con papá unos cuantos días.

Por todo lo anterior, te dejamos 5 acciones para dar solución a eso que sientes…

  1. Debemos mantener la calma y comportarnos de manera natural, sin buscar su atención o su preferencia. 
  1. Nada de sobrecompensar, nada de chantajear ni mostrarle nuestro malestar al respecto
  1. Habla con tu pareja y planeen cómo puedes integrarte a sus juegos. Una buena idea es apartar una hora al día para estar los tres juntos.
  1. Aclara tus sentimientos. Los celos son comunes, pero no permitas que estos dañen la relación padre e hijo; tampoco hagas sentir culpable a tu esposo por este cariño.
  2. Reflexiona lo siguiente:

¿Qué motivos hay para que te sientas tan mal?

¿Está la necesidad de “ser la elegida” entre ellos? 

¿Las expectativas que comentaba antes te han jugado una mala pasada? 

¿Crees que la no preferencia de tu hijo lanza al mundo el mensaje de que no eres buena madre o peor, que para él no lo eres?

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