La grafomotricidad es una habilidad que requiere un nivel de precisión y control, que debe adquirirse poco a poco con la práctica. Desarrollar la grafomotricidad durante la infancia es necesaria para la escritura, y se puede trabajar de formas muy entretenidas.

Ya que la escritura es uno de los avances de la humanidad más importantes de todos los tiempos. Porque nos permite transmitir nuestro conocimiento y diferentes datos a través del tiempo y del espacio.

La grafomotricidad (“grafo” escritura, “motriz” movimiento), es un conjunto de movimientos necesarios que debe hacer la mano para poder escribir. El desarrollo grafomotriz del/la niño/a tiene como objetivo fundamental completar y potenciar el desarrollo psicomotor, a través de diferentes actividades.

Esta actividad está basada en las habilidades motoras finas, y permitirá al niño el trazo de grafías que le ayudarán a adquirir destrezas motoras por lo que servirá de base para el desarrollo futuro de la escritura.

Como para obtener un mayor dominio de su cuerpo: antebrazo, muñeca, mano y dedos.

Se puede considerar que el primer contacto de expresión gráfica empezaría alrededor del año y medio, momento en que suelen aparecer los primeros garabatos. Sin embargo se actúa más bien por impulso y con total descontrol.

Este desarrollo es un aspecto básico de la psicomotricidad infantil y por eso es necesario potenciar desde una edad temprana. Con este ejercicio se busca mejorar la armonía tónica, la direccionalidad, la segmentación y, por tanto, se realiza para que el pequeño consiga potenciar su rapidez, la legibilidad, la armonía y la fluidez en su escritura o en los movimientos que realiza con las manos.

Cuando el niño haya trabajado y desarrollado la destreza de manos, dedos y la coordinación viso-manual podremos empezar el aprendizaje de la grafomotricidad mediante el desarrollo de los trazos

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