La dislalia es el mal uso de los sonidos, un trastorno de su pronunciación.
Normalmente, a partir de los cinco años los niños ya pronuncian totalmente bien y sin ninguna dificultad todos los fonemas, aunque en ocasiones la “R” puede costar un tiempo más. A partir de esa edad, la dificultad grave para pronunciar ciertos fonemas o palabras es un síntoma clave de la dislalia.
El término “dislalia” se utiliza para definir un defecto del habla común expresado en un cambio, distorsión, reemplazo o ausencia de sonidos.
Se distinguen las formas funcionales y mecánicas de dislalia. No todos los niños comienzan a pronunciar todos los sonidos a la vez y con precisión.
La dislalia es un problema de pronunciación que implica una articulación o dicción inadecuada de ciertos fonemas. Puede ser de cuatro tipos:
Simple: incapacidad de pronunciar un fonema.
Múltiple: incapacidad de pronunciar dos o más fonemas.
Hotentotismo: incapacidad de pronunciar todos los fonemas (dislalia generalizada).
Afín: incapacidad de pronunciar todos los fonemas que requieren el mismo punto de articulación.
¿En qué consiste el tratamiento de la dislalia?
Dependiendo de la causa, el logopeda propondrá una terapia o tratamiento a medida para el niño, que se basará en la realización de ejercicios para mejorar la musculatura empleada para la pronunciación y perfeccionar la articulación, así como ejercicios de respiración y expresión. Cuando el origen sea una malformación, se podrá requerir una intervención quirúrgica para corregirla.
¿Se puede prevenir la dislalia?
Se puede intentar prevenir con técnicas para ejercitar el lenguaje y la comprensión del niño, como hablar mucho o cantar canciones, aunque, dependiendo de la causa, no se puede prevenir
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