Sí tu pequeño no habla fuera de casa, este blog es para ti. Te explicamos qué es el mutismo selectivo, cuáles son las causas y cómo debes tratarlo. Quédate y averígualo todo.
¿Te ha pasado que tu hijo o hija habla perfectamente en casa, pero cuando están en otros lugares pareciera que no puede hablar? Esto no siempre se debe a un capricho más, sino que desde pequeños empiezan a mostrar algún trastorno de ansiedad, como el que te comentamos en este artículo, el cuál pretende ser una guía para los padres y madres, ya que es bastante resumida sobre las generalidades del Mutismo selectivo.
¿Qué es el mutismo selectivo?
El término hace referencia a un cuadro clínico caracterizado por una falta de habla en situaciones sociales específicas (por ejemplo, en la escuela), donde se espera que exista, aunque si sea posible en otras situaciones (como en la casa). Puede interferir significativamente en el funcionamiento social de quienes lo presentan.
Suele ocurrir, aunque no con mucha frecuencia, en la primera infancia (entre los dos y cinco años de edad) y se presenta más en las niñas que en los niños.
¿Cuáles son las causas del mutismo selectivo?
No existe una respuesta única para esta pregunta, como en otros trastornos, se han hecho hipótesis respecto al origen del mutismo selectivo. De forma general se piensa que es causado por la interacción de factores genéticos (se ha asociado un gen relacionado con las dificultades sociales) temperamentales (se ha mencionado que un comportamiento inhibido en la infancia tiende a desarrollar trastornos de ansiedad), ambientales (en algunos estudios los padres de niños con mutismo selectivo tienden a ser más controladores y sobreprotectores; además se ha observado dificultad al relacionarse con sus pares) y del neurodesarrollo (existen tasas altas de alteraciones del neurodesarrollo).
Diagnóstico e intervención
Ya mencionamos lo que implica este trastorno, sin embargo, se deben tener en cuenta ciertas consideraciones para realizar el diagnóstico:
- No se realiza durante el primer mes de la escuela, ya que los niños y niñas se encuentran adaptándose a un ambiente nuevo.
- Los síntomas deben estar presentes al menos durante un mes e interferir significativamente en el ámbito académico, social u ocupacional.
- No se consideran los casos en los que no hay comodidad o fluidez con el idioma.
- No se explica por algún trastorno del desarrollo (como en el caso del TEA donde también hay dificultades en la comunicación).
El diagnóstico tiene que hacerlo un profesional, y se ha comprobado en diversos estudios que llevar un seguimiento puede lograr en la mayoría de los casos una remisión del cuadro clínico.
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