¿Tu pequeño suele hacer rabietas o “berrinches”? No te preocupes,  esto es completamente normal y le ocurre a la mayoría sino es que a casi todos los pequeños en algún momento. 

Las rabietas o berrinches son comportamientos naturales y normales durante el desarrollo de la primera infancia caracterizados por arrebatos emocionales que suelen presentarse con frecuencia ante deseos insatisfechos.

¿Por qué se presentan?

Generalmente comienzan alrededor de los 12 a 18 meses en una intensidad moderada, sin embargo, suelen empeorar entre los 2 y 3 años para después disminuir a los 4 y desaparecer a los 5 años.

La razón principal de que tu pequeño presente rabietas o berrinches se debe a algo completamente normal y esperable que tiene que ver con la inmadurez de su desarrollo cerebral,  para ser más precisos de la corteza prefrontal que no se desarrolla por completo sino hasta la edad  adulta. 

Lo que sucede entonces es que los pequeños de esta edad no tienen la madurez cerebral ni las herramientas adecuadas para gestionar y externalizar emociones complejas como el enfado o la frustración.

Además es importante tomar en  cuenta que los berrinches no se controlan, más bien se acompañan, para ello damos una serie de pautas para acompañar a tu pequeño en ese momento tan complejo para ambos:

  1. Identifica la causa de su rabieta (puede ser una necesidad como sueño, hambre, o incluso atención o un deseo externo como el querer algún objeto).
  2. Respira profundo manteniendo la calma y la distancia con tu pequeño, dale su espacio.
  3. Agáchate y colócate a su nivel para hablar con él, esto ayuda a captar su atención y demostrar tu interés ante su situación. 
  4. Válida sus emociones, ponle un nombre (“se que estas enojado,  frustrado”) con el fin de empatizar con él y que tenga la oportunidad de expresar sus emociones mediante el lenguaje de manera asertiva.
  5. Firmeza con amor, evita ceder, mantén las reglas o normas preestablecidas claras evitando siempre el castigo físico o verbal. Ej. “Nombre del pequeño, tienes derecho a estar enojado pero no puedes lastimarte ni a ti ni a los demás”  
  6. Una vez calmados, recuerda hacer un momento de autorreflexión en el que le preguntes a tu pequeño si pueden hablar de lo sucedido, que te comente la razón por la que hizo tal cosa o actuó de tal forma, recalcando que hay cosas que no debe hacer y la razón.
  7. Al final, recuérdale lo mucho que lo amas y lo importante que es para ti.

Recuerda que tu pequeño es un niño, antes de dar una indicación repasala en tu mente y trata de dársela de manera lúdica en lugar de dar órdenes o alzar la voz. Además puedes brindarle opciones con el fin de que sienta que él es el que ha hecho la elección

Toma en cuenta que la constancia es súper importante,  además, de que el adulto eres tú, eres su ejemplo, por lo tanto, la manera en que tú manejes las frustraciones darán pauta a tu pequeño para manejarlas de manera similar o incluso igual que tú.

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