Los hábitos son difíciles de romper. Por eso, cuanto antes construyamos hábitos buenos y saludables en la vida, más fácil será mantenerlos y mantenernos lo más saludables posible. 

Cuando existen buenos hábitos, es más fácil resistirse a los malos.

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Los hábitos de tu hijo empiezan contigo, lo más importante que debe recordar es que usted es el modelo a seguir de sus hijos. Sus hábitos afectan los hábitos de sus hijos.

Si sus hábitos no son saludables es más probable que su hijo adquiera esos hábitos. Si sus hábitos son saludables es más probable que sus hijos desarrollen esos hábitos en sus propias vidas.

Alimentación sana

La comida hecha en casa es mucho más saludable que la comida rápida, especialmente si se prepara con ingredientes frescos. Evite los alimentos fritos con alto contenido de grasa y las hamburguesas de los restaurantes, especialmente los establecimientos de comida rápida.

Actividad física regular

Es más probable que los niños quieran estar activos cuando otros miembros de la familia también lo están. Encuentre formas de incorporar la actividad física paso a paso en su rutina familiar.

Dormir lo suficiente

Los niños que duermen bien tienen sistemas inmunitarios más sanos y un mejor rendimiento académico, comportamiento, memoria y salud mental.

En los primeros dos años de vida deben dormir de 11 a 14 horas diarias; entre los 3 y los 5 años de 10 a 13 horas; entre los 6 y los 12 años de 9 a 12 horas diarias.

Limitar el tiempo frente a las pantallas

La Organización Mundial de la Salud recomienda cero pantallas para las edades entre 0 y 2 años y una hora al día como máximo (con supervisión) para los niños de entre 3 y 5 años.

Es preferible mantener a los niños ocupados en otro tipo de actividades que no sean dañinas para su salud.

Beber agua

Los niños necesitan más agua que los adultos. El agua es la mejor medida para mantenerse hidratado y saludable.

Para mantenerse bien hidratados, los niños de 1 a 3 años necesitan aproximadamente 4 vasos de bebidas al día, incluida el agua o la leche.

Esto aumenta a alrededor de 5 vasos para los niños mayores de 4 a 8 años, y a 7 u 8 vasos para los niños aún más grandes.

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